Las
siguientes actividades están tomadas de EduaAlter:
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UN
PEQUEÑO PAÍS
Había una vez en un rincón del planeta un pequeño
y hermoso país de cuyo nombre no me puedo acordar. Durante muchos años sus habitantes
vivieron de lo que la naturaleza les proporcionaba. Se alimentaban recolectando
piñones y otros frutos silvestres; cultivando algo de trigo, papas y maíz;
cazando aves y animales y sacando del mar la merluza, el choro y el cochayuyo.
Para vestirse usaban las pieles y la lana de los animales que cazaban;
construían sus viviendas con troncos y ramas que cortaban en los bosques.
La población fue aumentando. Empezaron a faltar los alimentos. Algo había que hacer... Mientras unos comenzaron a criar ganado, gallinas y patos, otros cultivaban la tierra para producir granos, hortalizas y frutas; algunos se dedicaron a la pesca y otros a explotar los bosques. Más adelante, instalaron las primeras industrias que, aunque muy rústicas y artesanales, les permitieron trabajar la lana, el cuero, la madera y moler sus granos. Descubrieron también que en su país había salitre, cobre, oro y varios minerales más, pero no sabían sacarle provecho a estas riquezas. Pudo pasar así mucho tiempo pero la población siguió aumentando. De nuevo escasearon los alimentos y ahora, la ropa y las viviendas. Para producir más alimentos era necesario limpiar suelos ocupados por bosques, pero faltaban maquinarias y caminos: para aumentar la pesca se requería lanchas más grandes; para extraer los minerales se necesitaban equipos y técnicas especializadas. Todo se complicaba... algo había que hacer para salir de este problema. Un buen día sucedió que llegaron algunos personajes importantes provenientes de países donde contaban con muchos recursos económicos, maquinarias, personal técnico y con grandes avances tecnológicos. Los habitantes del pequeño país habían escuchado hablar de esos otros países y, más de alguna vez, habían pensado que ellos podrían ayudarlos a solucionar sus problemas. Los visitantes, luego de recorrer el territorio y darse cuenta de las riquezas que existían, se mostraron dispuestos, según dijeron, a ayudar a este país amigo, prestándoles todo lo que fuera necesario para que este pequeño país se convirtiera también en un gran país. Fue así como comenzó a llegar dinero, maquinarias, técnicos especializados, herramientas, alimentos, medicina e incluso algunas armas. Los habitantes del pequeño país se sentían felices. Cada día recibían más y más cosas enviadas por sus amigos. Al principio les resultaba fácil pagarles todo lo que enviaban; bastaba con la venta de algunas materias primas como minerales, maderas, granos, frutas o productos del mar. El problema surgió cuando el pequeño país no alcanzó a pagar todo lo que recibía, a pesar de que su producción había aumentado año tras año, con el aporte de la tecnología que llegaba de esos países y que ya no podrían dejar de lado. Además, muchos de sus recursos naturales más importantes se encontraban en manos de empresas de esos países. Por eso tuvo que empezar a pedir préstamos cada vez más grandes y con mayores intereses. Fue en ese momento cuando el pequeño país descubrió que la actitud de sus amigos era un negocio, observando con angustia cómo esos países se ponían de acuerdo y trabajaban juntos para comprar materias primas baratas, transformándolas, a través de sus propias industrias y fábricas, en productos manufacturados como refrigeradores, perfumes, televisores, chicles y tantas otras cosas que luego vendían a los mismos países obteniendo grandes ganancias. Mientras tanto, en el pequeño país, ahora no tan hermoso, muchas cosas estaban pasando. Había cesantía y los que trabajaban no ganaban para vivir dignamente; escaseaban las viviendas, había problemas de salud y educación. Sus ahorros se utilizaban casi exclusivamente para pagar los préstamos que le hacían otros países. Fue entonces cuando surgieron voces que comenzaron a exigir a las autoridades del pequeño país que se pusieran de acuerdo con los otros pequeños países, sobrepasando las diferencias que los separaban, para que, en conjunto, rescataran su derecho a progresar en forma digna. Vicaría de Solidaridad / Arzobispado de Santiago, Programa de Formación de Derechos Humanos, Unidad 13, Santiago de Chile, 1984. CUESTIONES: 1. ¿Qué nombre le pondrías al relato? 2. ¿Qué errores cometió el pequeño país en lo que respecta a sus relaciones con los otros países? 3. Si te sumaras a las voces que piden «rescatar el derecho a progresar en forma digna», ¿cómo lo harías?, ¿qué caminos conoces para hacerlo? 4. ¿Cómo y cuándo, y en qué condiciones podría considerarse «cooperación internacional» un préstamo de un país a otro? 5. ¿Qué piensas de una afirmación como «los países ricos se han hecho ricos, entre otras razones, a costa de los países pobres? 6. ¿Sabes alguna cosa sobre la participación española en préstamos a otros países?
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TRITONIA Y NORTONIA
En un lugar del planeta existe un pequeño
país llamado Tritonia. Son gente dedicada, sobre todo, al cultivo del banano y
del café. Tritonia es rica en petróleo y en metales.
Sus productos se venden a un país vecino, llamado Nortonia. De allí llegan los vehículos, los aparatos eléctricos, la maquinaria y, en general, productos elaborados con materias primas vendidas a Nortonia por Tritonia. En Tritonia hay también algunas industrias. Las principales, sin embargo, pertenecen a los nortonios. Los productos que Tritonia exporta son baratos. Los que importa son caros. Nortonia y Tritonia se consideran países amigos. Nortonia envía ayuda a Tritonia y le hace préstamos para la construcción de carreteras, hospitales y escuelas y para dotar al ejército con armas modernas. La situación de las gentes de Tritonia se ha hecho cada vez más difícil. Un día resolvieron organizar un paro cívico. Esto fue considerado como un acto subversivo. De Nortonia llegó ayuda militar, para defender la «democracia» y la «libertad». Los países vecinos se han enterado de estos sucesos, pero no han hecho nada, porque no deben intervenir en los «asuntos internos» de otro país. CUESTIONES: 1. ¿Cuál es la relación entre Tritonia y Nortonia? 2. ¿Qué funciones tiene Tritonia para Nortonia y Nortonia para Tritonia? 3. ¿Cuál es la situación económica y política de Tritonia con relación a Nortonia? 4. ¿Qué podemos pensar de los países vecinos? 5. ¿Qué relación tiene la situación descrita en el relato con nuestra realidad cotidiana? 6. ¿Conoces alguna Tritonia o Nortonia reales?
EL
ENVIADO ESPECIAL
«Señores Ministros, vengo en representación de mi
Gobierno para felicitarlos por el grado de desarrollo que han alcanzado. Han
demostrado ser un país en constante progreso, que cuenta con un pueblo
trabajador y donde se ve que la gente vive bien. Pero también me han enviado
para hacerles ver los peligros que los acechan. Hay enemigos que quieren
atacarlos no sólo porque ustedes piensan distinto, sino también para quedarse
con la explotación de las riquezas forestales que tienen en la provincia del
Valle Verde. Son algunos países vecinos que, desde hace tiempo, están comprando
armas».
Los Ministros se miraron, hicieron algunos comentarios entre ellos y, aún incrédulos, le manifestaron que eso no podía ser, puesto que, a pesar de que pensaban distinto, siempre habían tenido buenas relaciones y, además, con qué dinero iban a comprar armas sus vecinos si para alimentar a la población les habían pedido crédito, incluso, a ellos. El enviado especial les respondió que los servicios de inteligencia de su país lo habían detectado, que mayores detalles no les podían dar, que les pasaban el dato para que tomaran las precauciones del caso y que por la estima que les tenían, estaban dispuestos a venderles armas, tanques, aviones, barcos y todo cuanto fuera necesario para defenderse. Los Ministros replicaron: «¡No!, porque somos un país pacifista: no queremos pelear con nadie y, además, preferimos gastar esos dineros en construir casas, escuelas, hospitales, caminos, industrias». El enviado especial les respondió: «Eso es el ideal, pero de nada les servirá, porque cuando el enemigo los ataque, arrasará con todo, por lo tanto, desgraciadamente, no les queda otra cosa que tomar todas las medidas necesarias». Y así, cumplida su misión, se volvió a su país. Pasó el tiempo, hasta que un día, a pesar que los Ministros se resistían a ello, el país se vio envuelto en una larga y cruenta guerra que, a su paso, dejó en este país y en los otros, una estela de dolor y destrucción: muchos hombres, mujeres y niños muertos, la agricultura arruinada, casas, caminos, escuelas, hospitales y fábricas destruidos. Cuando terminó la guerra, los hombres, las viudas y los huérfanos que se habían salvado, sentían profunda pena y dolor. Los países habían quedado en ruinas y sumidos en la miseria. Sin embargo, renacía la esperanza porque se iniciaba un camino para volver a conquistar la paz. De inmediato, los Ministros se pusieron a buscar la forma cómo reconstruir el país, y en eso estaban, cuando nuevamente apareció el enviado especial. Lo primero que hizo fue mostrar su precaución por el estado en que había quedado y luego, ofreció ayudarles. Les manifestó que los banqueros de su país daban créditos especiales para este tipo de situaciones: préstamos para reconstrucción, para echar a andar la agricultura, para importar alimentos, ropa, medicinas, e incluso, para reponer el material de guerra que habían perdido, pues siempre hay que estar preparados. Señaló, eso sí, que habría que darle seguridad de pago por los créditos otorgados, para lo cual ellos ofrecían hacerse cargo de la explotación de los bosques de la provincia del Valle Verde. Fue entonces cuando los Ministros descubrieron su parte de responsabilidad en la guerra y quienes eran los verdaderos interesados en ella. Vicaría de Solidaridad, Programa de Formación en Derechos Humanos Unidad 13, Santiago de Chile, 1984. CUESTIONES:
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